Además de lo físico, la mayoría de los estudios concluyen, al igual que yo y mis experiencias de cuatro décadas, en que las mascotas se parecen también psicológicamente a sus dueños. Las mascotas copian conductas, hábitos, comportamiento y carácter. Las hay activas, sedentarias, tragonas, tímidas, dormilonas, y al lado de una persona nerviosa encontraremos a una mascota inquieta; por el contrario, frente a un dueño pausado, una mascota tranquila. Esto sucede porque psicológicamente nos atrae lo igual (por narcisismo)o lo opuesto, por complemento o por curiosidad.
Estudios realizados por los investigadores Jo Fearon y Lance Workman y presentados en la Sociedad Británica de Psicología, concluyeron que: el perro con el que se comparte la vida, ofrece valiosa información sobre sus dueños. En concreto revelan nuestra personalidad. No solo existen parecidos razonables en semejanzas físicas, sino que los perros y humanos que conviven se comportan de un modo muy similar.
Los perros pueden captar tan bien nuestros gestos, que no necesitan saber si hablamos inglés o español para saber si estamos preocupados, tristes, molestos. Sencillamente se ponen felices al vernos felices, nos consuelan y se mantienen echados en nuestro regazo si sienten que algo no anda bien.
El cómo se comporta un perro depende un 20% de la genética y un 80% del aprendizaje; si el perro crece desde pequeño con su amo, la posibilidad de mimetización es alta. Debido a que tienen una alta capacidad de imitación, explotan a fondo sus habilidades imitativas y sociales para sentir empatía y agradar a sus dueños. Ese mimetismo que se origina entre ambos, es bastante parecido a lo que ocurre entre parejas humanas.
Los animales que viven con nosotros copian nuestro ritmos y comportamientos. No tienen nada de misterioso, sino una simple habituación entre el propietario y su perro. Hombre activo, perro activo y así sucesivamente.
Toda esta adaptación al entorno por parte de las mascotas ha sido clave para su supervivencia; recuerda que fueron siempre animales grupales y dependían de otros individuos para cubrir sus necesidades de alimentos, protección y cobijo.
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