viernes, 3 de marzo de 2017

Humanización de nuestras mascotas


La domesticación ha traído como consecuencia, en muchos casos, que algunas personas humanicen a las mascotas y una relación de este tipo, lejos de resultar equilibrada y saludable, despierta en el animal diversas alteraciones irregulares de conducta: como ansiedad, miedo, agresividad, etcétera, todo debido a la sobreprotección. Realmente hay personas que cuando están frente a un cachorro son atraídas inmediatamente y tratan de hablarles como si fuera un bebé o un niño pequeño y esto es un error, ya que el perrito se sentirá confundido y puede dar lugar a malos entendidos y podrá sentir que es él quien manda y no tú.

Al perro hay que darle lo que necesita: sus reglas, rutina, enseñarles a obedecer normas básicas y hablarles como corresponde a su especie, por ejemplo, si un cachorrito intenta morderte y ladrarte cuando lo quieres agarrar, no se lo debes permitir. Te recomiendo que lo tomes por el cuello, lo pongas patas hacia arriba, lo mantienes asì y le hables con un "NO" fuerte, inmediatamente sentirá la misma sumisión que sentiría con su mamá perra, se tranquilizará y sabrá que eres tú quién manda; de lo contrario, se podrá convertir en el amo de la casa y no permitirá en el futuro que nadie se siente en el sofá que él escogió para sí.

En referencia a ciertas clases de dueños que se exceden en la humanización de sus mascotas, hay numerosos estudios al respecto y uno de ellos es el Instituto de Estudios Psicosomáticos y Psicoterapia Médica, que revela que en ocasiones esos amos tienen carencias afectivas que se proyectan en el animal, o que han tenido experiencias traumáticas con otros individuos, un exceso de soledad o bien la dificultad para establecer relaciones sociales.

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