Estos casos se observan en razas pequeñas, tipo toys, y en aquellos de raza grande, de trabajo. Hay momentos que es normal que un perro ladre, como cuando alguien toca la puerta, o ante la presencia de un extraño, pero si lo hace en todo momento y el ladrido se extiende por un período de tiempo muy prologando o después que ha identificado al desconocido, o si ya le has prestado la atención que te pedía, hay que tomar medidas al respecto. Para corregir un hábito desagradable como este, lo primero que debes saber es que tienes que tener mucha paciencia porque los resultados no vendrán de inmediato. Paciencia y constancia en la técnica de reeducación.
Lo primero que debes hacer es tratar de detectar que es lo que lo causa: puede ser un ruido en específico de un aparato eléctrico o si es la vigilancia sobre la puerta. Esto lo notarás porque antes de los ladridos ponen su cuerpo tenso, se ponen en estado de alerta, suben las orejas; en cuanto veas estos cambios, debes tratar de cambiar su estado mental e inmediatamente se relajará. Esto lo puedes lograr dándole un toque rápido y fuerte en sus hombros o expresarle un simple shisst. El perro se tranquilizara unos minutos y volverá a ladrar, por eso deberás ser perseverante y corregirlo cuantas veces sea necesario. Al comienzo no será facil pero poco a poco él aprenderá que es una actitud por la que lo están reprimiendo. Conserva la calma para reeducarlo; los perros son muy buenos detectando nuestro estado de ánimo y se conectan con él.
El ladrido constante nos desespera, pero si tu perro detecta que estás exasperado, solo se empeorará la situación. Cuando lo corrijas, debes estar lo más calmado posible, ya que a través del ladrido ellos liberan su frustración y si lo abordas con la energía equivocada, solo causarás que se prolongue este comportamiento.
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